martes, 15 de diciembre de 2015

Fragmento I

El amor no se puede construir jamás, desde las bases de la desigualdad de género. No existe libertad alguna en una relación.  si la vida social y política está supeditada a la opresión como forma de poder.

La forma de relacionarnos, sentimentalmente y sexualmente, es un reflejo del orden social en el que estamos insertos. No quedara otra que construir nuevas formas de relacionarnos, de entendernos y de amarnos. Algo así como una revolución del amor. Violenta. Pasional.  

sábado, 18 de julio de 2015

Razones para escribir.

Siempre fui una chica con mucha imaginación. Desde que era muy chica tendí a crear mundos paralelos.No se a que se debía, quizás era una forma de escape, aunque no se bien de que, ya que la realidad en la que me toco crecer fue "buena y normal".  El tema acá es, que estoy muy cómoda en mi imaginación. Las ideas y deseos que para muchos son efímeros y pasajeros, en mi mente se condensan como algo real y concreto. Vivo de sueños e ideas. Me conformo con simplemente pensarlas. Proyecto todas las situaciones que me tocan vivir y de esa forma, antes de ser vividas ya las experimente, ya las saque a pasear, ya las lleve al conflicto y a la resolución. Ya me angustie, y ya me desilusione. Muchos psicólogos me dijeron que este era el motivo de mi ansiedad.
 Para mi las personas se vuelven personajes. Ellos me dan una idea, pero yo termino de créalos en mi cabeza. Como si se me presentarán como un boceto o un borrador y yo tuviera que presentar el proyecto terminado.
Cuando camino por la calle lo único que veo son escenarios. Locaciones. Imagino tomas de una película que no se está filmando. Imagino música. Escucho voces que relatan de forma poética la escenas de mi vida. 
Invento. Miento. Disfrazo. 
Vivo mi vida como un experimento. Me pongo a prueba en busca de nuevos estímulos.  
Me cuesta conectar con lo real, ya que lo real para mi no tiene valor. No existe.
Escribir me ayuda a canalizar esta forma de ver la vida. Le da un propósito a esta locura. 
Siento las emociones a través de mis personajes. Creo por un rato que todo es posible. Que hay un propósito.
Me humanizo y por sobre todas las cosas, conecto.
Siempre lo dije: me gusta más la idea de las cosas que las cosas en si. Y mientras que pueda escribir, al menos por momentos todo este mambo puede tener sentido.

jueves, 9 de julio de 2015

Los confundidos y yo

No recuerdo bien como ni cuando comenzó. Lo que estoy seguro es que existió ese momento de desintegración total del sentido de la vida.

Empezó con mi familia. Con mi padre. Llegue a un punto en donde nuestra relación de padre e hijo se reducía simplemente  a una cuestión biológica. Si, estábamos unidos por sangre, información genética y todas esas mierdas. Pero el vínculo social, cultural, de apego, había desaparecido. Solo éramos dos extraños conviviendo en una proximidad angustiante.

Me sentía asfixiado por su presencia. Me sentía abatido por la ausencia y el silencio de mi madre. Me sentía abandonado y condenado a la vez. Desconocía a esta gente que se hacía llamar familia.
Jamás me sentí cómodo. Ni con ellos, ni con nadie para ser sincero. Todo esto de las relaciones humanas era algo confuso para mí. Todo me parecía patético, repetitivo, previsible.

Nunca logre disfrutar algo a pleno. Para mi comer era un ritual agobiante. Metía comida en mi cuerpo para no morir, pero odiaba sentir las texturas de objetos ajenos en mi boca. Odiaba sentirme invadido por sabores y olores. Odiaba la pesadez en mi estómago luego de comer.

Dormir simplemente me desesperaba. Jamás encontré una posición cómoda en la cual dormir. Siempre amanecía adolorido. A eso se le sumaban pesadillas, insomnio, delirios nocturnos.

Ni  el sexo me parecía placentero. Es decir, si, había solo un momento de placer real. Pero todo lo que acompañaba esa ceremonia me parecía patético y de mal gusto. Nunca entendí porque la gente en ese contexto se transforma. De pronto gente supuestamente adulta e inteligente, se ve hablando de la manera más infantil y degradante. Realizando posiciones raras, pidiendo cosas que solo se pueden calificar como asquerosas.

La soledad me pesa, pero socializar se me hace simplemente insoportable.

Creo que los psicólogos tienen un nombre para esto que soy. Pero lo que yo necesito es un nombre para lo que me pasa. Para los motivos del por qué deambulo por la vida sin encontrar el menor sentido o atractivo. Sin sentirme parte. No, no estoy depresivo. Estoy muy despierto.
No creo que me falte empatía, creo que me sobra conocimiento. Creo que entiendo demasiado, crep que veo todo con demasiada claridad.

Los “otros”, los confundidos, los que aún se asombran y se indignan, están excitados por estar en este laberinto sin salida. Creen que ganaron alguna especie de lotería por estar vivos. Que ilusos.

Mi desprecio a la vida no se corresponde con una  afición a la muerte. Los asesinatos y los suicidios me parecen igual de patéticos.  No funciono como una persona normal, no respondo a oposiciones binarias. Vivo en el medio. Donde no hay pasiones que quemen ni angustias que duelan.


Solo me queda aguantar, resistir y esperar. No por la muerte, no por un fin. Si no esperar a que “algo” pase a través de mi, y simplemente se quede en mí. 

sábado, 13 de junio de 2015

¿Deseas archivar esta conversación?

No se que tipo de archivo era, pero al abrirlo lo único que vi fue un tráfico de letras, todas del mismo tamaño, con la misma tipografía, una al lado de otra, sin puntos ni comas ni espacios. Mis ojos empezaron a recorrerlas al azar. Al principio lo único que vi fue un gran caos de símbolos, y después empece a dilucidar una que otra palabra....en cuestión de segundos esas palabras empezaron a impactar en mi cabeza, de pronto mis neuronas empezaron a conectar y miles de imágenes aparecieron como flashes. Empece a tener recuerdos aislados: el olor de un taxi, la textura de una sabana, el gusto metálico en los dientes.
Me estremecí, sentía que un balde de agua helada caía de pronto en mi cabeza.
Nada de eso estaba olvidado, simplemente estaba tapado, oculto, disfrazado en mi mente. 
Entendí que a lo largo de mi vida habría disparadores. Me iba a encontrar una y otra vez con pequeñas cosas que me harían volver a ese momento. 

Era una conversación de chat que por alguna razón macabra había decidido guardar y reenviarmela  mi mail.
Esa conversación que alguna vez fue hermosa, divertida y aventurera hoy era sucia, desagradable y denigrante.
Ella era un monstruo. Yo era un monstruo, nuestras conversaciones eran planes macabros, estrategias para aplicar a un juego sin ética, no había consideración o misericordia, todo estaba envenenado.

¿que carajo estaba pensando? ¿que me hizo creer,aunque sea por un instante,que lo que estaba haciendo era heroico?
¿como podía ser yo la misma que escribió esas palabras? la misma que pensó esos pensamientos.

Quizás en ese momento reconocí lo equivocada que estaba y senti la necesidad de recordarmelo a mi yo del futuro.

Recordar que si busco debajo de la cama, siempre me voy a encontrar con demonios. 




domingo, 31 de mayo de 2015

Las voces de Ester.

-Estoy segura que esta por acá, estoy segura.-

-¿Hace cuanto que lo perdió?-

-No lo perdí, simplemente no lo encuentro.-

-¿Hace cuanto tiempo se dio cuenta que no lo tiene?-

-Mmm, no se exactamente, a veces siento que me di cuenta hace años, y a veces siento que hace tan solo minutos la tenia conmigo-


Inspeccionaba su cara en el espejo. Estaba buscando algo familiar.Buscaba el lunar que tenia en el pómulo. Sabia que tenia un lunar en el pómulo. Esa era su referencia.


-Necesito algún dato para ayudarte Ester. Dame una pista.-

-El apoyaba la yema de su dedo sobre mi lunar. Y me decía que era el guardián de mi lunar. -

-¿Por que sonríe?-

-¿Que por que sonrió?. ¿No te parece lo mas romántico que se haya dicho?. El era el guardián de mi lunar!!!-

-Sinceramente no le encuentro mucho sentido.-

-Es que no entendes. Dejame que te explique. El creía que mi lunar era tan simbólico como mi corazón, como mis ojos o mi sonrisa. Mientras que todos escribían cartas y canciones al corazón, el admiraba mi lunar. Me amaba de esa forma. Única, singular, imperfecta, imperceptible...-

-Ok., ok, el lunar, entiendo. ¿Lo encontró?-

-Creo que este es el lunar... si,si, segura es este!-

-Bien. ¿Y ahora? ¿Como seguimos?-

-Estoy casi segura que si estiro estas arrugas puede ser que la encuentre...-

-Si tengo que ser sincera no se que esta buscando todavía.... -

-Busco un pedazo de vida detrás de toda esta piel curtida. Busco mi juventud querida!!! Se que esta por algún lado. ¿Ves estos dientes amarillos?-

-Si.-

-¿Mate o cigarrillo? ¿Que pensas que fue?-

-Mmm ¿cigarrillo?-

-Jaja!  las dos querida! LAS DOS!, fumaba y tomaba mate, y wisky, y masticaba chicles con la boca abierta, y me besaba con el todas las noches. Hacíamos el amor. Nos reíamos. Llorábamos. Envejecíamos juntos. -

-¿No seria mejor que acepte su vejez? No creo que le haga bien vivir en el pasado.-

-¿Pasado? ¿Como sabes siquiera que el pasado existe?. Yo no soy vieja! Yo soy eterna chiquita! Pero el no, el se fue en mi juventud, entonces es ahí donde quiero volver. ¿comprendes?-

-Pero el vive es tus arrugas Ester, el vive en tus dientes amarillos, en tus pechos caídos. El sigue siendo el guardián de tu lunar.-

-¿Sabes que querida?. Tenes razón. Ahora vallamos a dormir que se nos hace tarde. ¿te parece?-

-Bien.-

-Bien.-





Cuando caminar, resulta peligroso.

Era sábado, a  las 5 de la mañana. Yo quería volverme a mi casa porque al otro día tenia que trabajar. Con mis amigos habíamos ido a un boliche por Palermo. Estaba relativamente cerca de mi casa, a unas 15 cuadras. Mi primer pensamiento fue, "que bueno, estoy cerca, me puedo volver caminando". El clima estaba ideal, y la verdad es que tenia ganas de despejarme un poco caminando esas cuadras en silencio hasta llegar a mi casa. 

Cuando se los dije a mis amigos, la respuesta que me dieron fue la siguiente: "Vos no podes volverte caminando sola a esta hora, te acompañamos".

Escuche esa respuesta un millón de veces. Y siempre la acepte como una realidad.  Nunca me detuve a pensar demasiado en eso. Era así. Una verdad aceptada. 

Agradecí su gesto, su preocupación y las ganas de cuidarme. Pero no quería molestarlos, no quería que ellos se vuelvan antes solo por mi.

Entonces les dije , "me tomo un taxi, ustedes quédense". 

Enseguida me vino el recuerdo de Manuela a la cabeza. Imagino que a ella también, ya que me dijeron  "tampoco es seguro, te acompañamos"

En ese momento sentí algo que nunca había sentido antes.. Es que algo que tenia totalmente naturalizado, se convirtió de pronto en una de las injusticias mas grandes que me toco vivir. Algo que para muchos era una libertad, para mi, significaba correr un riesgo. 

Si bien me dio mucha bronca, finalmente accedí a que me acompañen. No se si fue de manera inconsciente y caprichosa, pero me adelante casi media cuadra mientras ellos iban a mis espalda. 

En esas 15 cuadras agradecí profundamente que ellos estuvieran acompañándome. Vi muchas miradas, e incluso escuche comentarios que me incomodaron  y me dieron miedo. Me cruce con muchos grupos de amigos, que borrachos o no, me gritaban piropos (acosos, amenazas, groserías). Lo único que me tranquilizaba era que mis dos amigos estaban cerca "por si me pasaba algo". No podía dejar de pensar que hubiera pasado si en ese mismo contexto me encontraba sola. Pensé en lo ilusa que fui al creer tan solo por un instante, que me podía dar "el lujo" de volverme sola hasta mi casa. 

Me di cuenta, que la calle, es un lugar hostil para una mujer. Si, la calle, esa que caminas todos los días, la que te da la libertad para ir a donde quieras, la que tenes que pisar para no estar preso en tu propio hogar. Esa misma calle que para muchos representa la libertad, a mi me daba miedo.

Hace unos días volvía en la combi con un compañero del trabajo. Me decía que el, en vez de esperar la combi prefería bajarse del subte y caminar las pocas cuadras que quedaban hasta el trabajo. Me decía que le hacia bien hacer un mínimo ejercicio antes de entrar al laburo, que lo despejaba, que aprovechaba para ir escuchando música y disfrutar del sol de la mañana en su cara. 

Lo envidie muchísimo.  "Esta buenísimo" le dije, "pero yo prefiero esperar la combi"

"Bueno, obvio, vos no podes" me contesto. "yo si fuera mujer tampoco caminaría esas cuadras, es una zona fea".

"Si, es verdad, pero para vos también es fea" le argumente. 

"Bueno, si, pero es distinto, yo soy hombre"


Ya no importaba si era sábado a las cinco de la mañana o lunes a las nueve. Sea la hora que sea, en el lugar que sea, vestida para bailar, o para trabajar, por el simple hecho de ser mujer, me exponía a situaciones de mierda, simplemente por caminar. 

Muchas veces me preguntaron por que era feminista. Sinceramente a mi me cuesta entender a las personas que no lo son.  Me gusta pensar que la gente que no es feminista, o mucho peor, "esta en contra del feminismo", toma esa postura porque tiene una concepción del feminismo errada, o nunca nadie le explico exactamente lo que significaba. 

Yo podría dar un millón de motivos. Podría hablar de la opresión, del patriarcado, de la  cultura de la violación, del aborto, y muchísimas cosas mas. 

Pero creo que no es necesario ningún tipo de explicación profunda, enumeración o datos estadísticos. 

Soy feminista por que quiero tener la libertad para caminar en la calle sin miedo, sin correr riesgos. A lo sumo quiero correr los mismos riesgos que todos. Pero no quiero ser mas vulnerable por ser mujer. No quiero que pregunten, ¿Que hacía tomándose un taxi borracha o caminando sola a esa hora? ante un caso de una violación y/o un asesinato. 


Quiero ser libre. 
Quiero caminar tranquila.







3 de Junio. #niunamenos.

domingo, 3 de mayo de 2015

El placer de no saber.

Sábato escribió


“El hombre tiene tanto apego a lo que existe, que prefiere finalmente soportar su imperfección y el dolor que causa su fealdad, antes que aniquilar la fantasmagoría con un acto de propia voluntad.”


Aniquilar lo que existe, lo que es conocido, por más falso y horrendo que sea, significa replantearse todo sobre lo que estamos parados. Se derrumba ese piso al que nos gusta llamar "costumbre". Lo indefinido, se vuelve caos en nuestras mentes. 
Necesitamos definir, poner límites a lo abstracto e infinito de la realidad. Necesitamos ubicar a cada quien en un casillero. Para entender. Para sentir que avanzamos en tierra firme. Necesitamos agarrar la inmensidad del universo y meterla en un frasquito dentro de nuestra cabeza. 
Lo único que hacemos es simplificar. Recibimos decodificaciones que fueron hechas por personas que poco tienen que ver con nosotros, pero aún así, las aceptamos como verdades absolutas.
Ser consiente del error te libera. Solo si estás dispuesto a lanzarte al vacío de la incertidumbre vas a poder experimentar la verdadera libertad. Por qué el miedo aprisiona. El no saber, te libera.
 Por supuesto que existe la posibilidad del fracaso, pero existe su opuesto. Y ese 50% vale la pena, creeme.
¿Por qué tener tanto miedo al 50% y quedarnos en el 100% de certeza que nos da esa relación enfermiza? ¿Ese trabajo que tanto nos angustia? Porque la certeza nos engaña con una falsa belleza. Porque la preferimos, porque confundimos seguridad con protección.
Ahora bien, aun cuando somos conscientes de la angustia, aun cuando la reconocemos, incluso ahí encontramos confort.
Hay algo hermoso en el dolor. Pero más aún en ese dolor que se experimenta por causas que ya conocemos, que podemos enunciar, etiquetar, enumerar ante nuestro terapeuta.
Hay un confort intrínseco en saber el porqué de nuestro sufrimiento. Nos hace sentir un poco más elevados, más sabios, más cerca de la verdad.
Me gustaría que aprendamos a abrazar la inmensidad del cosmos, con todas sus preguntas sin responder. Que nos amemos en cada duda. Que disfrutemos de nuestro asombro, que es, en definitiva, la prueba de que nuestra mente aún no se cerró. Que voluntariamente caminemos a un abismo. Que el saber no nos aprisione, que lo conocido no nos mate. Aniquilemos, en cambio, a las ilusiones. Busquemos nuestra verdad, la que llevamos dentro. Esa que nos conecta con la esencia. Dudemos de todos y de todo, pero nunca, de nosotros mismos.